Esto justo me he estado preguntando en estos últimos días. ¿Habrá sido en 2020 el último concierto al que vayamos a asistir? En el mejor de los casos, claro. Para algunos quizá habrá sido en 2019…

La verdad es que esta pregunta que me llevo haciendo un tiempo varía de respuesta dependiendo de mi estado de ánimo. Hay días que me digo a mi misma: “Tía, Marta, no dramatices, esto pasará y los conciertos volverán”. Sinceramente esto es lo que quiero creer realmente. Pero otras veces, mi mente está más negra, empiezo a excavar un hoyo en mi cabeza y entierro literalmente a la música en directo. (Que suene música dramática!!!)

No sé la respuesta, porque no soy vidente, ¡sólo me faltaba! Pero está claro que de este golpe tan fuerte que ha caído encima del sector musical, no nos vamos a recuperar de un día para otro. Mucha gente va a quedarse atrás. Muchos compañeros han tenido que vender sus equipos personales para poder vivir durante este tiempo… Pero por otro lado me gustaría pensar que muchas personas van a abrir los ojos frente a la cultura y en este caso frente a la música, y van a darle la importancia que tiene.

Sinceramente no creo que un concierto en streaming pueda sustituir a uno en una sala. O no creo en una fiesta de un pueblo en el que no haya una verbena tocando. Tampoco me imagino un verano sin festivales. No creo en un futuro en el que no pueda ir a ver en directo a mi guitarrista favorito. ¿Veis? Acabo de cambiar de opinión de nuevo mientras escribía esto. Creo que es porque el amor por la música no se lo lleva una pandemia. Pero ni me lo lleva a mi, ni a otra mucha gente. Afortunadamente. Y en eso quiero creer.

¿Qué opináis?